En el medio marino,
los sonidos se propagan con mayor velocidad y con menor pérdida de energía que en el aire. Las
ondas sonoras se transmiten en el mar a una velocidad de entre 1.400 y 1.600
metros por segundo, mientras que en la atmósfera lo hacen a 340 metros por segundo. En el
medio marino la absorción del sonido es muy baja, pudiendo recorrer grandes
distancias. Ejemplo de esto es, que un tono de 6,8 Hz emitido por un súper
tanquero, puede ser detectado a una distancia de entre 139 y 463 Kms, con
fuentes de niveles de 190 Db.
La contaminación
acústica tiene un mayor impacto sobre el medio marino que en el ámbito
terrestre, ya que la mayoría de las especies marinas utilizan el sonido para
orientarse, para comunicarse, para efectos de reproducción, de alimentación, o de protección, etc. La contaminación
acústica puede alterar estas relaciones y en ocasiones producir la muerte.
Los varamientos de ballenas y delfines, son las casos más evidentes del impacto de la
contaminación acústica en el medio marino, sin embargo estudios científicos han
determinado efectos nocivos en diferentes especies marinas, tales como la
disminución de la capacidad auditiva, alteraciones en el crecimiento, reducción
de los índices reproductivos, alteración de los procesos de alimentación y el incremento
en la tasa de mortalidad.
La
actividad pesquera, puede verse afectada igualmente por la contaminación acústica
en el medio marino. No se requiere que se lleguen a generar en las especies de interés
pesquero los daños físicos mencionados. Solamente con interferir en el
desarrollo de su comportamiento habitual, se puede impactar negativamente a la
pesca, pues los peces se ahuyentan con el ruido, o cambian sus hábitos
migratorios, alejándolos de los caladeros tradicionales.